Cuerpas y cuerpos que necesitan decir. Palabras heterogéneas que gritan su mentira y su verdad. Palabras-poesía, palabras-crónicas, palabras-críticas; unidas solo por la necesidad de un grito que es muda estridencia.
Cuerpo que pide la palabra, y nos toma de rehenes.
Palabras que gritan silencios inconfesos, y que se purgan de lenguaje.
Habla, balbuceo, murmullo, rumor ininteligible.
Lengua que quiere dejar de ser lengua.
Palabras que han sido excluidas de los diccionarios.
Palabras que gestan su propia diccionaria.
Voz que se erige en un caos de egos parlantes.
Capricho de querer decir y de buscar hermandades.
Amistad en y fuera de la palabra, en sus bordes.
Cuerpos frágiles que se quiebran al decir.
Palabras que esclavizan, encadenan, y también ayudan a volar.
Ignominia, escarnio, y la risa más pura.
Feminidades que masculinizan, y viceversa.
Apropiación de lo indebido, incluyendo el silencio.
Un puñado de nombres: Pizarnik, Storni, Duras, Vilariño, Lispector. Y algunas más que estaremos olvidando.
Y por último, cada palabra que se escriba acá, como una flor lila a cada una de ellas.