Rojo

En un teatro, en una escuela.  La compañía Tres gatos locos interpela de forma inteligente, según dicen ellos mismos.  Toman textos de la autora Liliana Bodoc y los reconvierten, trascendiendo su imponente belleza estética, en obras teatrales.

Tuve la dicha de encontrarlos junto a algunxs de mis alumnitxs, y niñxs de otras escuelas: una platea repleta, poblada de gente que no llega al metro y medio, en un lluvioso día y con la euforia que implica la excursión.  Me consta que es un público difícil de cautivar.

Un apagón que genera ovación.  Ruido ensordecedor de espectadores cautivados por el humo y la oscuridad; es tan fácil que esto se descontrole.

Sin embargo, en la precisión de un trabajo perfectamente coordinado y evidenciando un profundo respeto por la infancia, a los tres minutos de comenzada la función el elenco logró que el público se metiera de lleno en el pacto ficcional.  Escucharán y participarán con alegría de cada propuesta.

La filósofa Julia Kristeva hablaba del lenguaje «inventado», esa licencia que pueden darse los poetas para hacer sentir sus palabras más allá de lo que diga el diccionario.  Los empleados del demonio que rondan al narrador cantan, bailan y se expresan con palabras que exceden al lenguaje tradicional, y eso es celebrado por el público, que en forma de olitas estalla en un mar de carcajadas.

Mis niñxs y yo estábamos atentos, desde nuestra conciencia lectora, a la configuración de los personajes: nada más osado que querer destronar una idea creada. Es casi garantía de decepción.

Sobre todo con Rublida, que en mi cabeza era un sueño.  Pues bien, esta Rubilda me enamoró cual si yo fuera el mismísimo Diablo.  Tan adorable, con su afinadísimo pregón coplado y su erre resbalada.

La reformulación de un personaje tan nefasto como Satanás es un mérito delicioso de la autora que nos dejó imágenes inolvidables: el pobre Demonio sentado a la orilla de un río de lava, tirando brasitas entre suspiros por su amada; el mismo Diablo respondiendo «si» con voz de mermelada de cerezas… y en esta obra, la construcción del personaje es extraordinario, tirando chistes al pasar que a veces los agarran y a veces no, con una notable destreza física y actoral, como el resto del equipo.

El narrador propone desde el comienzo habilitar una percepción más profunda, habla de «escuchar los colores».  Él no puede verlos, sin embargo los huele o los presiente.  Respetuosos del texto original, todos los integrantes del equipo, pero él en particular,  acompañan el relato reforzando las acotaciones con actuaciones brillantes.

La madrina, la mismísima madrina del diablo, impone respeto con su poder.  Pero es tan adorable y consciente del enamoramiento de su ahijado, que se convierte en un personaje encantador, celebrado tanto por el piberío como por quienes acompañamos desde nuestra adultez.

El impacto logrado en la combinación entre actuaciones y efectos de iluminación y sonido es elocuente en la platea.  El público interactúa, grita, advierte, aplaude.

Aunque algunos detalles quedarán fuera de la percepción: en el ardiente piso del infierno, cada vez que escupen se escucha psssss.  

Director, iluminador, sonidistas, maquilladores, vestuaristas, escenógrafos, actriz y actores  no dejan un solo detalle librado al azar, tal como sucede con quien escribió el texto.  Eso no es habitual en la escena del teatro independiente y mucho menos si está dirigido al público infantil.  Por eso y por la enorme satisfacción de haber vivido una obra encantadora y profesional, y por ver las alucinadas expresiones de lxs niñxs con quienes asistí, no dudo en desear que esta maravilla siga circulando y pueda ser apreciada por todos y todas.

Destaco que pude ver esta obra en un día histórico para la Argentina.  Y el gesto del elenco estuvo alineado a las circunstancias.  Me siento especialmente agradecida por eso.

 

Pueden seguir los pasos de los gatos por aquí: https://www.facebook.com/TRES-GATOS-LOCOS-111575295553650/

Ficha técnico artística

Dramaturgia: Liliana Bodoc

Dirección: Galileo Bodoc 

Actúan:

Galileo Bodoc

Federico Costa

Juan Manuel Gabarra

Paulina Torres

Escenografía: Lina Boselli, Darío Tarasewicz

Iluminación: Fernando Raíces

Maquillaje: Lisandro Outeda

Diseño de vestuario: Laura Avila, Alejandro Baamonde

Realización de vestuario: Alejandro Baamonde, Gina Peiretti

Edición musical, de sonido y musicalización: Fernando Cerra

Prensa: 3gl producciones

Arreglos musicales: Josefina Lamarre, Francisco Martínez Castro

Producción: 3gl producciones

Puesta en escena: Galileo Bodoc

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