Milonga Customs. Muñequitos y argentinidad

Esta nota tiene la misma intencionalidad que los simposios científicos en los que se busca difundir los avances de la Ciencia en un lenguaje llano para que la gente de a pie lo comprenda.

Pero como nos abocamos a otras áreas de conocimiento, nos encontramos con los creadores de Milonga Customs.  Ellos hacen muñequitos.   Pero tras ese simple rótulo existe un Universo que desconocemos.

Se nos presentan como Adriano, Rocko, Juan, Franco, Tatiana y, de pie por favor, Ieie.  Destacamos a este último integrante porque parece ser una suerte de referente potenciado por la generosidad de sus compañeros. Es nuestro Darth Vader, dicen.  Alguien del palo comprenderá la magnitud de este piropo.

Estos muchachitos se vincularon a través de algo que les gusta y que toman como alivio para la alienación: cada quien tiene su empleo, ganan su sustento con actividades que no se relacionan con este cosmos.

Milonga Customs . Fotografía: Regina Pivetta
Juan Carlos Batman – Milonga Customs

Entonces vuelven a casa tras un arduo día, y se relajan jugando con muñequitos, mashupeando, o más bien milongueando.

Rocko dice que esto que hacen es un chifle canalizador.  Tienen la suerte de haber encontrado un hobbie que los   desconecta.

Cuentan que hace un año, entre ellos mismos empezaron a alentarse para realizar creaciones con el lema de mantener la mística de lo que los haga cagar de risa.

Entonces, jugando, descubrieron un nicho de figuras que no existen, que tienen que ver con la idiosincrasia argentina pero sin ser una especulación con lo que está de moda.

De hecho comenzaron haciendo una figura de acción que reivindica al protagonista de una potente historieta argentina: El cazador.  Jorge Lucas,  autor del cómic, pudo ver al personaje y se los autografió con mucha emoción.

Quienes nos dedicamos a la observación no creemos en las casualidades.  El cazador es un cómic a través del cual se puede realizar una lectura de la extraña década del noventa en Argentina.

Milonga Customs . Fotografía: Regina Pivetta
El Cazador – Milonga Customs

Los contextos se transforman, y las costumbres van mutando.

Customizar es lo que hacen los milongas: es armar, con la base de algo existente, algo nuevo a gusto.

Ellos reformularon el término: le aplicaron potencia de pasión y argentinidad, y desarrollaron el concepto que los define: milonguear.

Todos tenemos una caja de “esto nos va a servir para algo” La basura de otros es nuestro tesoro.  Nuestra idea es hacer un poco de reciclado, cuentan: recurrimos a los muñequitos rotos, viejos o que nadie quiere.

Porque parece ser que todos tenemos algún pire que no se socializa.

Los milonga consideran que antes, coleccionar era de friki o de nerd.  Ahora empieza a estar más habilitado

       El chifle canalizador

Milonga Customs . Fotografía: Regina Pivetta
Rocko – Milonga Customs

Jugar con los muñecos, armarlos, pintar, les saca la neurosis de encima. La satisfacción está en que les resulte divertido a ellos mismos.

Como en cualquier expresión artística, para comprenderla se requieren  competencias.

Ellos venden sus productos en la feria ciruja, que no es exclusivamente de muñequitos pero sí apunta a lo retro. Todavía no hay en Buenos Aires ferias de eventos exclusivos de figuras.

Tuvieron un contacto con Cande Tinelli, con Fabio Alberti, son llamados por un público sediento de chistes que les pide stock por mayor.

La gente no comprende que lo que los Milonga buscan es reírse ellos.

Deciden no colgarse de lo mediático, apuntan a lo icónico para la gente que lo entiende.  Para los del palo.

Destacan que el crecimiento de su página de facebook (Milonga Customs) les resulta  genuino porque hay mucha reacción del público: no son seguidores pasivos sino que comparten sus publicaciones, hacen comentarios,

Milonga Customs . Fotografía: Regina Pivetta
Milonga Customs

Sienten una identificación con lo bizarro y con lo popular.  Un amigo les diseñó el logo de la página con la tipografía de Manaos.  La gente de esa empresa los contactó para pedirles que crearan los muñecos personificando la esencia.  Pasado el deslumbramiento por recibir semejante reconocimiento, se comprometieron a crear los Manaos Man.  Es uno de sus proyectos.

Les pregunto por sus objetivos y sin dudar me responden que no tienen ninguno, que esto es un hobbie, que todo lo que hacen es artesanal y que suelen tener un solo muñequito de cada personaje.

Sin embargo a lo largo de la entrevista deslizan una catarata de proyectos que tienen en mente (queremos hacer una colección de tal cosa, tenemos ganas de hacer un stop motion con tal otra cosa, agregar multimedia con un código QR…), evidentemente desde su mirada humilde pero apasionada no terminan de aceptar que inauguraron un nicho que no existe, una suerte de mercado under de figuras de acción, ya sea con mezclas entre distintas personalidades o reivindicando a personajes de segunda línea que nunca tendrán el honor de ser encapsulados en un blister.

 

Milonga Customs . Fotografía: Regina Pivetta
Adriano – Milonga Customs

Les pasa que cuando se cuentan el chiste ellos mismos se quieren comprar sus creaciones.

Dice Adriano, con una ternura encantadora:

Rocko armó un Jacobo Winnograd que era hermoso, lo publicó para venderlo y me quedé con ganas de comprarlo yo.

Así se manejan, con respeto y amor por sus compañeros y los muñequitos.  Con lo que conocemos como pasión.

Existe un público con mucho humor, o con mucho ego, que les piden figuras personalizadas de ellos mismos, o para regalar: es un chiste maravilloso.

Les da vergüenza nombrar a sus muñequitos como producto.  

De los integrantes del equipo, solo uno tiene la dicha de estar vinculado con el ambiente: trabaja en un local vendiendo comics y muñequitos.

Otro en una oficina, otro en un taller, otro en un puesto de diarios, otra en una empresa.

Milonga Customs . Fotografía: Regina Pivetta
Etenauta – Milonga Customs

Cuentan que cuando empezaron decieron llamar a sus juguetes «Falopa toys».  Pero recibieron una sugerencia (todo el tiempo destacan el aporte ajeno) y decidieron modificar ese nombre para que fuera amigable con los niños, por ejemplo.

Venden sus muñecos para invertir ese dinero en nuevos muñecos, y aunque ellos lo nieguen o les dé vergüenza, se manejan en forma de cooperativa.

Y digo más: son recicladores, y democratizan el acceso a los muñecos.  Una figura de acción de cualquier personaje tiene un valor superlativo, y ellos se manejan sin siquiera trasladar los costos a la gente.  Sus máximas creaciones cuestan $300.-

Arte coleccionable, quisieran decir, pero asumen que les queda grande el mote.

Sin embargo las figuras que elaboran son  muy dignas, de gran calidad y con un notable trabajo artesanal, con la estética de las figuras de acción que se venden en las jugueterías.

Arman crossover, por ejemplo el Chapulín colorado con la cara de Chapu Braña.  Para quien lo comprenda a golpe de vista, la carcajada está garantizada.

Milonga Customs . Fotografía: Regina Pivetta
El Chapu lin Colorado

Destacan con naturalidad que entre ellos no hay vanidades.  Lo mencionan al pasar, como si fuera lo lógico.  Evidentemente no es lo que abunda y por cierto es un aspecto fundamental de la mística milonguera.

Nos autobombeamos, dicen: cada cosa que se les ocurre es sometida a la mirada criteriosa del equipo completo.  Y se apoyan, se festejan.

Porque su propuesta es vender una idea: el atractivo está ahí.  Escucharlos genera el deseo de hablar en su mismo lenguaje, darles sugerencias, proponer personajes o crossovers.  Porque cuando se entiende el chiste, milonguear comienza a ser una necesidad.  Desarrollaron un lenguaje propio que sus seguidores entendemos aunque a veces tengamos que googlear alguna referencia.  Darle espacio al ingenio es una necesidad imperiosa en estos tiempos.

Celebramos que sucedan estos encuentros de gente que comparte una pasión, que la desarrolla para ser feliz, que registra los momentos de micro alegría, como dicen ellos.  Y que esquivan al mercado haciendo honor a lo que otros descartan.  ¡Vamos, Milonga!

 

 

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